5.12.07

Sus cenizas calladas fueron esparcidas por el viento. Ya no era. Había dejado de existír, y con ella todo lo que no hiso y no fue. A nadie podrá reprocharselo más que a si misma ¿Acaso si hubiera vivido hasta el final de los tiempos habría hecho más? Saber que el inminente final esta cerca nos lleva a perder el temor a hacer todo aquello que siempre deseamos (La pregunta que deberíamos hacernos la dejo a criterio de cada uno). Nadie salva a nadie, nos salvamos solos. Pero ella no quiso salvarse, no pudo. Su recuerdo vivirá inconcluso en el alma de algún don nadie, y cuando ese don nadie la olvide, ella morirá otra vez. Al final comprendemos que los otros siempre estuvieron a millones de años luz de nosotros. Solos llegamos y solos partimos.
Ella quería irse sola, nisiquiera quería llevarse a si misma, pero no pudo. Y todo lo que fue y no fue quedará por siempre sobre sus espaldas. Nisiquiera la muerte libera y nadie salva a nadie, nos salvamos solos.